Cómo gestionar las expectativas del cliente

Cuando los clientes tienen demasiadas expectativas, es probable que acaben decepcionados. Por suerte, hay algunas formas de gestionar las expectativas del cliente para que garantizar su satisfacción sea más fácil

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Todo el mundo imagina su casa de ensueño, y la decoración gira en torno a intentar dar vida a ese concepto. Sin embargo, también trata de gestionar las expectativas del cliente y ceñirlas a lo posible, de modo que no acaben decepcionados.

 

La lista de deseos

Empieza determinando exactamente qué es lo que el cliente quiere. ¿Desea que un espacio minúsculo parezca más grande y amplio? ¿Tienen algún ejemplo de estilos o colores que les interesen?

 

Objetividad en el análisis

La combinación de colores [LINKTO colour page overview] correcta puede transformar los espacios, pero todo tiene un límite. Si un cliente espera que una habitación pequeña acabe pareciendo un comedor palaciego tras la redecoración, hay que sacarle del error. Debes ser positivo pero realista, y destacar en qué casos la calidad de la luz natural o el tamaño de la habitación afectarán al resultado.

 

Los números

Cuando hayáis acordado los objetivos de trabajo, comprueba el presupuesto y las expectativas de plazos del cliente. Si no son realistas, déjaselo claro desde el principio, pero intenta llegar a un acuerdo. Si haces promesas demasiado optimistas para que esté contento, probablemente acabará decepcionado. Aunque para los clientes puede ser frustrante oírte decir "no", proponer fórmulas para solucionar problemas demuestra una actitud proactiva.

 

El trabajo

Pintar una casa puede ser engorroso. Aunque te tomes molestias para garantizar un acabado de calidad, merece la pena explicar a los clientes qué pueden esperar exactamente: tus horas de trabajo, quién estará allí y cómo quedarán las cosas durante la noche. Esto debería tranquilizar a tus clientes y garantizar su satisfacción.

 

Darse la vuelta

Ofrece a los clientes tantos consejos como puedas, prepárate y sé flexible, pero si crees que sus expectativas no son realistas, tienes que estar dispuesto a rechazar el encargo. A veces, el estrés provocado por un mal encargo puede ser peor que no tener ninguno, y podrías invertir mejor tu tiempo en encontrar nuevos clientes.

Cuando hayáis acordado los objetivos de trabajo, comprueba el presupuesto del cliente y sus expectativas en cuanto a plazos

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