La experiencia práctica suele ser la mejor manera de aprender. Cuando termines un proyecto, usa nuestra sencilla lista de elementos para evaluarlo y encontrar maneras de mejorar tu empresa.

Los objetivos de trabajo originales

¿Cómo de precisos han sido los objetivos de trabajo? Si has tenido que realizar trabajo extra, ten en cuenta cuál ha sido y si se te ha pagado. Si descubres que hay determinados problemas que siguen surgiendo (como que los clientes te exigen que limpies de más tras terminar), puede deberse a que los objetivos de trabajo que creas no son lo suficientemente claros, o que estás perdiendo oportunidades para vender más servicios.

La adquisición de recursos

¿Te has quedado corto al calcular el coste de los materiales o la mano de obra? Hay algunas reglas sencillas que puedes recordar para mejorar la evaluación del trabajo y los cálculos relacionados. En primer lugar, ten en cuenta que tú y tus socios solo sois productivos en torno al 80 % del tiempo: por eso las tareas pueden durar más de lo que esperas. Si los trabajos suelen durar más de lo esperado, puede que estés sobrestimando la rapidez de tu trabajo. Cuando evalúes un nuevo proyecto, podrás tomar notas de tus mediciones directamente en la aplicación para expertos, donde podrás consultar costes y plazos cuando trabajes.

Las valoraciones del cliente

¿El cliente quedó satisfecho al terminar el trabajo? ¿Te dio su opinión? Una recomendación del cliente honesta es una herramienta comercial honesta, pero también puede incluir información que te ayude a mejorar la forma en la que trabajas.

Lo inesperado

Entre la planificación y la finalización de un trabajo las cosas se pueden torcer. ¿Cómo has afrontado los problemas y qué podrías hacer de manera diferente la próxima vez? Si hubo alguna parte del acuerdo que el cliente no comprendió, ¿cómo podrías evitar que vuelva a ocurrir eso en el próximo proyecto?